John Huston es considerado uno de los mejores
directores del cine “clásico” estadounidense gracias a obras maestras de la
talla de El Halcón Maltés, El Tesoro de Sierra Madre, La Jungla de Asfalto o El
Hombre que Pudo Reinar. Sin embargo, ciertos sectores de la crítica minimizan
su importancia dentro de la historia del cine Hollywoodiense. En cualquier
caso, su carrera posee varios títulos un tanto olvidados pero de gran interés
por numerosos motivos. Este el caso de la película que vamos a comentar hoy y
que muestra el lado oscuro del “American way of life”...
Sangre Sabia
Ficha técnico-artística:
Año de producción: 1979.
Director: John Huston.
Producción: Michael Fitzgerald, Kathy
Fitzgerald.
Guión: Benedict Fitzgerald, Michael
Fitzgerald (basado en la novella de Flannery O’Connor).
Fotografía: Gerry Fisher.
Montaje: Roberto Silvi.
Música: Alex North.
Reparto: Brad Dourif, Ned Beatty, Harry Dean
Stanton, Daniel Shor, Amy Wright, Mary Nell Santacroce.
Género: Drama social / Comedia
negra.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 108 minutos.
Sinopsis:
Ambientada en el sur de los
Estados Unidos, narra cómo un hombre regresa del servicio militar y, tras su
encuentro con un predicador ciego (que no lo es en realidad), decide dedicarse
a predicar, creando la “Iglesia Sin Cristo”.
Tráiler
de la película (Wise Blood, 1979).
Comentario:
Desde los títulos de crédito,
estampas del sur estadounidense llenas de mensajes religiosos y filmadas en
blanco y negro, con numerosos errores ortográficos ya podemos apreciar el tono
pesimista de la película que nos disponemos a presenciar.
Detalle
de los títulos de crédito (Wise Blood, 1979).
Basada en la novela homónima de
Flannery O’Connor (https://es.wikipedia.org/wiki/Flannery_O%27Connor)
que se ambienta en el sur de Estados Unidos, esta película nos muestra un
retrato de perdedores. De hecho, ninguno de los personajes es capaz de escapar
de una sociedad enfermiza y en decadencia que trata de aferrarse a una serie de
valores que semejan impuestos de antemano más que verdaderamente creídos por
los propios personajes. Aquellos que logran sobrevivir ante esta situación son
los farsantes y timadores, mientras que los personajes “honestos” consigo
mismos son atrapados en una espiral de autodestrucción. El guión es
desesperanzador y acentúa la soledad y la alineación en la que viven los
personajes. Asimismo muestra las contradicciones de una sociedad en decadencia,
en búsqueda de valores y, sobre todo, de fe y refleja la cara oculta del sueño
americano.
La película es muy pesimista,
pero constituye una apuesta valiente por parte de un director septuagenario
(Huston contaba 73 años cuando la dirigió) y que no tenía nada que demostrar al
mundo del cine, salvo que todavía podía abordar temas polémicos y desbancarse
de una industria que apostaba por la comodidad en sus producciones.
Brad Dourif como Hazel Motes (Wise Blood, 1979).
A nivel técnico, destaca que se
ha rodado en exteriores prácticamente en su totalidad y con una patente escasez
de medios. Ello acentúa su aspecto descuidado, a pesar de contener escenas
logradas como la secuencia inicial en la que Hazel Motes (interpretado por Brad
Dourif) regresa a su pueblo de origen tras su servicio militar en Vietnam para
comprobar que ya no existe ningún resto de su pasado familiar y que la mayor
parte de los jóvenes del pueblo se han ido a la ciudad escapando de un futuro
incierto... para encontrar otro no menos negro. Las imágenes muestran la
soledad y la desolación del personaje, así como el guión acentúa su
desconcierto y sus propias contradicciones.
Secuencia inicial de la película (Wise Blood, 1979).
En este sentido, cabe destacar
que la fotografía muestra las carencias presupuestarias del film ya que nos
encontramos con secuencias en las que la imagen y la iluminación están muy
logradas (sin ir más lejos la secuencia inicial del film) junto con otras en
las que la iluminación es plana y la profundidad de color es escasa como, por
ejemplo, cuando el personaje de Daniel Shor roba la momia en miniatura del
museo. Estos contrapuntos cómicos del guión (como el robo que acabo de mencionar)
parecen demasiado absurdos en su tratamiento visual y no se integran bien en el
tono triste y trágico del film. Si bien, Huston muestra su conocimiento del
cine incluso en estos momentos tratándolos como las comedias clásicas de
Chaplin, Keaton y Lloyd en los años 20.
Esto nos lleva a hablar del
reparto, un tanto desigual ya que Brad Dourif como protagonista muestra una
gran fuerza expresiva en su mirada pero sobreactúa en muchos momentos (quizá
esto sea intencionado). Ned Beatty, a pesar de ser el segundo en aparecer en la
lista de actores durante los títulos de crédito, aparece en un breve papel y es
un actor que da la impresión de interpretar siempre al mismo tipo de personaje.
Daniel Shor, a pesar de su empeño, se encarga del personaje más anacrónico del
film lo que no le favorece. Amy Wright está excelente en su papel de joven hija
de un falso predicador y logra expresar perfectamente el patetismo de su
personaje. Harry Dean Stanton caracteriza a un farsante de una manera
excelente, adueñándose de las escenas en las que aparece. Especial mención
merece Mary Nell Santacroce interpretando a la casera, a pesar de lo breve de
sus intervenciones es capaz de mostrar numerosas emociones, destacando la
soledad y desesperanza en la que vive su personaje.
Amy
Wright y Harry Dean Stanton como dos farsantes (Wise Blood, 1979).
Ned
Beatty trata de aprovecharse del tirón de Brad Dourif (Wise Blood, 1979).
Otros aspectos a destacar
incluyen la música sureña que acentúa las situaciones que se muestran en
pantalla y el montaje que es capaz de capturar escenas de diferentes tonos
tanto visuales como narrativos y conjuntarlas de manera efectiva. También
podemos hablar de simbolismos, de hecho, algunos estudiosos de la obra de
Huston, como Marcial Cantero en su libro dedicado al cineasta norteamericano
(Cátedra, 2003) menciona que el destartalado coche del protagonista constituye
una metáfora del que ve más allá de la apariencia de las cosas. Finalmente, la
planificación de las secuencias demuestra la experiencia y el buen hacer de
Huston, por ejemplo el travelling final que posee una fuerza expresiva enorme y nos deja muy mal sabor de boca.
El
desequilibrio psicológico de Hazel Motes (Brad Dourif) le conduce a la
autolesión (Wise Blood, 1979).
En resumen, Sangre Sabia es una
película “extravagante, exagerada y bizarra” en palabras de mi hermano tras
haberla visto, yo añadiría que es una apuesta valiente por parte un director
septuagenario que prueba que aún tenía cosas que ofrecer a un público que, por
desgracia, se estaba acomodando cada vez más. Tiene bastantes puntos débiles
pero también posee secuencias de gran fuerza expresiva y un mensaje nada
complaciente que invita a la reflexión. En IMDB (http://www.imdb.com/title/tt0080140/?ref_=nv_sr_1)
la valoran con un 7.2/10 tras la votación de 3870 usuarios de esta base de
datos. Es cierto que no es, ni mucho menos, el mejor largometraje de John
Huston, pero me gustaría que le dierais una oportunidad (la podéis encontrar en
YouTube).
Película completa (Wise Blood, 1979).
Calificación
global: 77/100