Retomando el esquema de uno de sus trabajos
anteriores (Río Bravo, 1959), el director Howard Hawks nos ofrece una nueva
visión de su manera de entender el “western”, con el compañerismo, la dignidad
y el humor como vehículos conductores en una película que, a pesar de ciertos
estereotipos, se nos presenta fresca y sumamente entretenida... además de
contar como protagonistas a dos de los actores más carismáticos del género. Hoy
nos dirigimos hacia...
El Dorado
Ficha técnico-artística:
Título original: El Dorado.
Año de producción: 1967.
Director: Howard Hawks.
Producción: Howard Hawks, Paul Helmick.
Guión: Leigh Brackett. Basado en la novela de
Harry Brown (“The Stars in Thier Courses”).
Fotografía: Harold Rosson.
Montaje: John Woodcock.
Música: Nelson Riddle.
Reparto: John Wayne, Robert Mitchum, James
Caan, Charlene Holt, Paul Fix, Arthur Hunnicutt, Michele Carey, R.G. Armstrong,
Edward Asner, Christopher George.
Género: Western.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 121 minutos.
Sinopsis:
El pistolero Cole Thornton
regresa a El Dorado para entrevistarse con el ranchero Bart Jason que le ha
hecho una interesante oferta. Allí se encuentra con un antiguo amor y con su
amigo, el sheriff J.P. Harrah, que lo previene sobre las intenciones de Jason,
dispuesto a todo para quedarse con las tierras de los MacDonald, unos modestos
y honrados ganaderos. En una escaramuza, Thornton mata por error al más joven
de esta familia y abandona el pueblo para olvidar el triste incidente que
además le ha dejado una bala alojada cerca de la columna vertebral. Meses
después, Thornton consigue evitar que los hombres del pistolero McLeod, que se
dirigen a El Dorado contratados por Bart Jason, maten al joven “Mississippi”,
en cuya compañía va en ayuda del sheriff, alcoholizado por culpa de un
desengaño amoroso... Un lisiado, un borracho, un joven inexperto y un viejo
cascarrabias deberán hacer frente al organizado ejército de Jason...
Tráiler de la película.
Comentario:
A pesar de su avanzada edad
(contaba 71 años cuando realizó este film), el director Howard Hawks demuestra
un excelente estado de forma para dirigir esta entretenida película. Retomando
el tema que había tratado en Río Bravo (1959), Hawks vuelve sobre temas
recurrentes en su filmografía como son el compañerismo, el honor, y la pérdida
y recuperación de la dignidad (hombría dirían algunos). Sin embargo, a
diferencia del film anterior, en El Dorado, Hawks opta por descargar la tensión
dramática con dosis de humor sacadas de un guión excelente (aunque cargado de
tópicos) y a la complicidad de un grupo de estupendos actores en estado de
gracia. De hecho, el autor de la novela en la que se basa el guión de la
película no aprobó los cambios realizados para su adaptación a la gran pantalla
ya que disminuían en gran medida la carga trágica de su obra. Viendo el
resultado, me da la impresión de que Hawks no estaba equivocado.
Bonitos
títulos de crédito (El Dorado, 1967).
Como es habitual en el estilo
de Hawks (algo normal en el Hollywood “clásico”), predomina el argumento sobre
la forma narrativa. Sin embargo, esto no demuestra incompetencia si no que
acrecienta el excelente dominio del arte cinematográfico que poseía este
director. Por ejemplo, la presentación del personaje de “Mississippi” demuestra
cómo se planifica una secuencia de acción a la vez que define la psicología de
los personajes. En esta secuencia conocemos gran parte del carácter impulsivo
de “Mississippi”, la tranquilidad y cortesía amenazadora del pistolero McLeod y
los principios morales del personaje principal, Cole Thornton. A través de
planos medios se nos muestra la situación de los personajes y su lenguaje
corporal y visual, así como los cortes incisivos creados a través de un preciso
montaje nos trasladan a la acción de la venganza de “Missisippi” y a la
intervención de Thornton.
Introducción del personaje de "Mississippi" (El Dorado, 1967).
Dentro de los aspectos técnicos
de la puesta en escena, la excelente fotografía del veterano Harold Rosson
(retirado en 1958 tras 43 años en la industria pero al que contrataron
específicamente para este proyecto) y el preciso montaje de John Woodcock,
contribuyeron enormemente al resultado final. En el caso de la fotografía,
partiendo de tonos claros y vivos, el largometraje se sumerge en un aureola de
oscuridad tras el regreso de Cole Thornton a El Dorado después de varios meses
del incidente con el hijo menor del ranchero MacDonald. De este modo, el
director es capaz de expresar visualmente la pérdida de la dignidad del
sheriff, el desconcierto de Thornton y la inexperiencia de “Mississippi”... así
como el humor negro del viejo Bull. Por el contrario, los rostros de los
actores quedan perfectamente nítidos e iluminados y los colores son
extraordinariamente vivos. Por otra parte, el montaje realizado permite obtener
un ritmo narrativo de gran viveza que no da lugar al aburrimiento en el
espectador, destacando las secuencias de acción, con numerosos cortes y planos
muy breves de cierta espectacularidad, como se ejemplifica en el caso del
tiroteo dentro de la iglesia. Otro aspecto de peculiar importancia es la
sobriedad de los decorados, que centra al espectador en los actores y la acción
que se está desarrollando pero que, a la vez, lleva la atención a determinados
objetos que poseen una trascendencia determinada para la evolución de las
secuencias.
John Wayne y Robert Mitchum, dos emblemas del western (El Dorado, 1967).
El
cuarteto protagonista: John Wayne, Robert Mitchum, James Caan y Arthur Hunnicut
(El Dorado, 1967).
¿Y qué decir del reparto?
Cuando se cuenta con dos de los actores más carismáticos del “western”, como
son Wayne y Mitchum, uno no puede fallar ya que la propia imagen de los
intérpretes aporta la personalidad de los caracteres que interpretan. De hecho,
Wayne da la talla como el pistolero Thornton, de férreas convicciones morales
en las que el compañerismo, la amistad y el hacer lo que considera correcto se
sobreponen a cualquier otro tipo de valor. Por el contrario, Mitchum está
excelente como el sheriff J.P. Harrah, ofreciendo un recital interpretativo
como el hombre que ha perdido su dignidad personal por culpa de un desengaño
amoroso y cae en la bebida. En este caso, el humor es una características más
importantes que aporta a este personaje, ya que el guión ha tratado de
minimizar la tensión de un argumento cargado de violencia contenida. Además, su
devoción por las mujeres se ve desde el principio en las escenas compartidas
con Wayne y Charlene Holt, que interpreta a una comprensiva y sensual Maudie,
cuyo amor platónico por Thornton parece impedir una posible relación con
Harrah. James Caan, en uno de sus primeros papeles, se muestra contenido en sus
gestos faciales pero aporta energía a un personaje joven, con mucha
impulsividad; de una manera similar, Michele Carey da la contrapartida femenina
a este personaje interpretando a la impulsiva hija de los MacDonald. Arthur
Hunnicutt repite un papel similar al interpretado en Río de Sangre (1952) del
propio Hawks, dando un contrapunto sarcástico y poniendo al resto de personajes
en su sitio cada vez que abre la boca. El resto del reparto, con secundarios de
gran nivel (Paul Fix, Edward Asner...), aporta consistencia a un largometraje
que tiene pocos puntos débiles a nivel interpretativo.
El
humor es una de las constantes de la película (El Dorado, 1967).
En resumen, El Dorado es una
película extremadamente entretenida en la que se aúnan calidad técnica y
artística, a pesar de contener un gran número de estereotipos dentro del
“western”. En IMDB (http://www.imdb.com/title/tt0061619/?ref_=nv_sr_1)
la valoran con un 7.6/10 tras la votación de 19555 usuarios de esta base de
datos. En mi opinión, solo la oportunidad de ver a Wayne y Mitchum juntos ya
merece sobradamente la pena.
Calificación global: 91/100