Entre el grupo de directores japoneses con un
reconocido prestigio internacional, Kenji Mizoguchi siempre ha tratado de
mostrar sus ideas sobre temas coetáneos a través de historias tradicionales de
su entorno en el Lejano Oriente. Muy estilizado, y sin el pulso narrativo de
Kurosawa, sus películas presentan una combinación de exotismo y tranquilidad
que, tras muchas décadas, siguen interesando al cinéfilo por el refugio que
suponen frente a la “casquería” actual. Hoy conoceremos un poco mejor a...
La Emperatriz
Yang Kwei Fei
Título original: Yôkihi.
Año de producción: 1955.
Director: Kenji Mizoguchi.
Producción: Masaichi Nagata,
Run Run Shaw.
Guión: Ching Doe, Matsutarô
Kawaguchi, Yoshikata Yoda, Masashige Narusawa.
Fotografía: Kôhei Sugiyama.
Montaje: Kanji Suganuma.
Música: Fumio Hayasaka.
Reparto: Machiko Kyô, Masayuki Mori, Sô
Yamamura, Eitarô Shindô, Eitarô Ozawa, Haruko Sugimura, Yôko Minamida, Tatsuya
Ishiguro.
Género: Drama.
Nacionalidad: Japón.
Duración: 91 minutos.
Sinopsis:
En la China del siglo VIII, el
Emperador llora la muerte de su esposa. La familia Yang desea proporcionarle
una consorte de tal modo que puedan consolidar su influencia en la corte. El general
An Lushan encuentra a una pariente lejana trabajando en su cocina y la educa
para presentarla al Emperador. Este se enamora de la muchacha y la convierte en
la princesa Yang Kwei Fei. Entonces, los Yang son nombrados ministros
importantes, aunque An Lushan no recibe la posición en la corte que anhelaba.
Los ministros se aprovechan de su cargo lo que origina una revuelta popular
contra los Yang instigada por el mismo An Lushan.
El
director Kenji Mizoguchi.
Comentario:
Esta película es la primera que
el maestro japonés Mizoguchi rueda en color... pocos años antes de su muerte
(de hecho es uno de sus últimos largometrajes). Este hecho anecdótico llama la
atención por cómo se encuentra construida esta historia, narrada a modo de un
largo “flashback” en el que un anciano emperador, apartado de la dirección de
su imperio, recuerda (poco antes de morir) cómo conoció, amó y perdió a su
segunda esposa, la emperatriz Yang Kwei Fei que da título en castellano a este
film.
El
Emperador se mezcla con el pueblo y disfruta de la sencillez (Yôkihi, 1955).
A partir de ese momento, el
film nos sumerge en una historia de amor rodeada de conflictos (políticos,
sociales y personales) en la que destaca el empleo de planos medios que
muestran el dominio de Mizoguchi para componer la puesta en escena y,
sorprendentemente, el uso del color para resaltar emociones o sugerirlas. Además,
de esta maestría, el film se soporta a través de las sentidas y vívidas
interpretaciones de los dos protagonistas principales (Machiko Kyô y Masayuki Mori) que son
capaces de transmitir emociones sin necesidad de hacer grandes aspavientos y
sin resultar pesados o poco convincentes.
Por el contrario, el ritmo del
film es, quizá, excesivamente lento para el espectador occidental medio,
acostumbrado a otras “velocidades” de narración. Asimismo, el hecho de que la
película está rodada en decorados refuerza su carácter teatral y le aporta,
junto con el empleo del color, la iluminación y la estilizada puesta en escena,
un aspecto onírico a muchas secuencias. Esto no es óbice para disfrutar de un
largometraje de excelsa calidad técnica. De hecho, se trata de una auténtica
lección de composición de planos, encuadre y colocación de la cámara (destaca
la búsqueda de la simetría en muchos de ellos). Es destacable el empleo de muy
pocos primeros planos, que quedan relegados a momentos clave con gran carga
emocional.
La
familia Yang da el visto bueno a la futura princesa (Yôkihi, 1955).
Quizá no se trata de la mejor
película de su director, se me vienen a la cabeza títulos como Historia del
Último Crisantemo (Zangiku monogatari, 1939) o El Intendente Sansho (Sanshō
Dayū, 1954), pero contiene suficientes elementos como para hacerla interesante
a los aficionados al Séptimo Arte. A riesgo de comete “spoiler”, el final del
film contiene un elegante uso de la elipsis para relatar la unión, tras la
muerte, de dos espíritus enamorados.
Belleza
en la composición de los planos (Yôkihi, 1955).
En resumen, La Emperatriz Yang
Kwei Fei es una película interesante, reflexiva, que plantea temas profundos en
un marco histórico que nos queda lejos tanto en el tiempo como en el espacio,
con una puesta en escena muy cuidada en la que se aúnan calidad técnica y
artística, a pesar de su ritmo excesivamente lento. En IMDB (https://www.imdb.com/title/tt0048820/?ref_=fn_al_tt_1)
la valoran con un 7.4/10 tras la votación de 1234 usuarios de esta base de
datos. En mi opinión, la película debería llegar a una mayor audiencia.
Calificación global: 73/100