Actualmente las secuencias
espectaculares en las que participan numerosos extras tienden a solucionarse
mediante ordenador con lo que se abaratan costes y se reducen riesgos, pero en
los años 60 esa tecnología no estaba disponible y había que recurrir a
contratar a grupos numerosos de personas para acometer estas empresas, lo que
suponía una gran labor de coordinación y logística, con unos costes (tanto
económicos como en tiempo de rodaje) muy importantes. Sin embargo, hay films
donde estas inconveniencias merecen la pena por el resultado final, como el largometraje
que nos va a ocupar hoy (así como algún otro sobre el que tratamos con
anterioridad). Se hace difícil hablar de un clásico y de un excelente director,
pero hoy vamos a tratar de desentrañar brevemente la epopeya de...
Lawrence de Arabia
Título original: Lawrence of Arabia.
Año de
producción: 1962.
Director: David Lean.
Producción: Sam Spiegel, David Lean.
Guión: Robert Bolt, Michael Wilson, basado en
los escritos de T.E. Lawrence.
Fotografía:
Freddie Young.
Montaje: Anne V. Coates.
Música: Maurice Jarre.
Reparto: Peter O’Toole, Alec Guinness, Anthony Quinn, Jack Hawkins, Omar
Sharif, José Ferrer, Anthony Quayle, Claude Rains, Arthur Kennedy.
Género: Aventuras
/ Bélica / Biografía / Drama / Histórica.
Nacionalidad:
Reino Unido / Estados Unidos.
Duración: 219
minutos.
Sinopsis:
Se narra la
historia de T.E. Lawrence, oficial británico que unificó y lideró a las
diversas tribus árabes (a menudo en guerras entre si) durante la I Guerra
Mundial para combatir a los turcos. Debido a sus conocimientos sobre las tribus
beduinas, el teniente británico T.E. Lawrence es enviado a Arabia para
encontrar al príncipe Faisal y servir de enlace entre los árabes y los
británicos en su guerra contra los turcos. Con la ayuda del nativo Sherif Ali,
Lawrence se rebela contra las órdenes de sus superiores y comienza un osado
viaje a camello a través del desierto para atacar un puerto turco celosamente
custodiado.
Trailer de la película (Lawrence of Arabia, 1962).
Comentario:
Se me hace
difícil comentar una película como Lawrence de Arabia por el simple hecho de
que ya hay kilómetros de papel y muchos bytes dedicados a ella, por lo que
contar algo nuevo es prácticamente imposible. Aún así, lo voy a intentar
aunque, probablemente, no aporte nada nuevo además de mi opinión personal sobre
esta obra que muchos sitúan entre las mejores películas de todos los tiempos...
lo que tiene una razón de ser, claro está.
De hecho,
numerosos factores se juntaron para dar forma de película a esta historia y,
muchos de ellos, prometían lo mejor desde el primer momento. Por ejemplo, el
dúo productor-director, Spiegel y Lean, estaba acostumbrado a producciones de
este calado como lo demuestra su anterior colaboración: El Puente sobre el Río
Kwai (The Bridge on the River Kwai, 1958) que habían estrenado cuatro años
antes. Sin ir más lejos, el público demandaba un nuevo largometraje del
aclamado director británico, que supo ofrecer una nueva epopeya fílmica de
grandiosas proporciones. Para ello contó con la ayuda de un productor como
Spiegel, con quien ya había trabajado, y que confiaba plenamente en la
capacidad y habilidad de Lean para afrontar el reto de llevar a la pantalla la
historia de T.E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia.
Excelentes encuadres (Lawrence of Arabia, 1962).
Entrando más en
detalle en el análisis del film, lo primero que llama la atención es la
espectacularidad de la planificación y la puesta en escena, que se ve acentuada
por una soberbia fotografía que realza, de manera muy lograda, la belleza de
las localizaciones y sus coloridos. En este sentido, la labor del responsable
de este aspecto técnico, Freddie Young, es más que encomiable (y más teniendo
en cuenta a las temperaturas a las que se llegó a trabajar); como también lo es
el hecho de que gran parte de las secuencias de exteriores se rodaron en los
mismos lugares en los que sucedieron realmente, el desierto de Jordania, aunque
se permitieron la libertad de rodar algunas secuencias en el sur de España (el
ataque a Aqaba se rodó en una bahía almeriense y las secuencias en el cuartel
británico fueron rodadas en Sevilla). Conviene aclarar que el gobierno jordano
y sus habitantes facilitaron en gran medida la labor del equipo de producción.
Con todo, no es de extrañar que se necesitaran muchos meses para rodar esta
historia.
El paisaje es un elemento muy importante en el
film (Lawrence of Arabia, 1962).
Llegados a este
punto, parece lógico que el largometraje tenga una duración cercana a las
cuatro horas, ¿verdad? A pesar de ello, el montaje contribuye a que el ritmo
narrativo no decaiga en muchos momentos en los que la acción se ralentiza... y
es que esto no es Indiana Jones pero estoy seguro de que Spielberg tomó buena
nota de los hallazgos de Lean en esta película para crear a su conocido
arqueólogo. Volviendo al pulso narrativo de Lawrence de Arabia (disculpad pero
tiendo a divagar...), la película tiene algunos altibajos pero es algo normal
en cintas de esta duración.
Introducción del personaje de Omar Sharif en Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, 1962).
Siguiendo con el
montaje, a modo de ejemplo, cuando se le asigna la misión al personaje de
Lawrence, hacia el inicio del film, se produce un excelente corte con cambio de
plano cuando el personaje principal apaga una cerilla e, inmediatamente,
pasamos a ver un amanecer en el desierto; el único adjetivo que se me ocurre es
“majestuoso”. De hecho, es una yuxtaposición de imágenes de gran belleza y que
se presta a múltiples interpretaciones ya que sugiere un gran número de cosas,
por ejemplo, el final de una etapa y el comienzo de otra dentro de la epopeya
vital de Lawrence. En la pantalla de un ordenador pierde mucho, pero lo podéis
disfrutar en este vídeo. Como curiosidad, deciros que este estilo de montaje de
corte directo (no muy habitual en el cine de Hollywood de la época) se lo
sugirió la montadora, Anne V. Coates, al propio Lean tras visionar varios
largometrajes de la Nouvelle Vague francesa.
Inicio de la misión (Lawrence of Arabia, 1962).
En cuanto a la
dirección, es una gozada, David Lean es un maestro: domina las escenas
intimistas y dramáticas, las de batalla, el encuadre, se aprovecha del paisaje
para emplearlo como un personaje más, resalta los colores (juega con los
opuestos)… todo muy hábilmente hilvanado.
Ataque a Aquaba (Lawrence of Arabia, 1962).
Otro gran acierto
es el casting, a pesar de que vemos al gran actor británico Alec Guinness como
un príncipe árabe, lo que le resta credibilidad al film aunque Sir Guinness
borda su personaje. Los, por aquel entonces, desconocidos Peter O’Toole y Omar
Sharif alcanzaron el estrellato mundial con su participación en esta película y
es que, el actor irlandés tenía fama teatral pero no había protagonizado ningún
largometraje hasta Lawrence de Arabia y sabe dotar de profundidad a un
personaje complejo y que demanda mucho tanto a nivel físico como psicológico.
Por otra parte, el actor egipcio, Sharif, era una estrella en Oriente Medio
pero un desconocido para el público occidental hasta su participación en
Lawrence de Arabia y en la que ya muestra la fuerza expresiva de su mirada y un
buen control del lenguaje corporal. Junto a estos tres actores, destaca la
presencia de la “requerida” estrella norteamericana, en este caso Anthony
Quinn, quien interpreta a Auda Abu Tayi, un líder de una gran banda de
forajidos beduinos. Su aproximación al personaje es, a la vez, amenazante y explosiva;
gran interpretación por parte del actor mexicano. Ni que decir tiene que la
presencia de dos actorazos británicos de la talla de Jack Hawkins (como el
general Allenby) y Claude Rains (como el diplomático Dryden) refuerza un
excelente reparto y, de hecho, Rains se apropia de todas las escenas en las que
aparece sin necesidad de realizar ningún alarde singular. Completan el
extraordinario reparto principal Anthony Quayle y José Ferrer. Como
curiosidades, el papel principal fue ofrecido a Marlon Brando quien no aceptó
y, curiosamente (ya que es bastante gracioso) el equipo de producción no quería
que un árabe interpretase el papel que finalmente sería para Sharif y se
propuso al alemán Horst Buchholz, lo que no deja de ser un poco estrambótico.
Peter O’Toole, Anthony Quinn y Omar Sharif en Lawrence de Arabia (Lawrence
of Arabia, 1962).
Jack Hawkins como
el general Allenby (Lawrence of Arabia, 1962).
Alec Guinnes y David Lean preparándose para el rodaje (Lawrence of Arabia,
1962).
Claude Rains como
Dryden (Lawrence of Arabia, 1962).
José Ferrer caracterizado como oficial turco (Lawrence of Arabia, 1962).
Alec Guinness y
Arthur Kennedy en Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, 1962).
O'Toole y Sharif (Lawrence of Arabia, 1962).
Ya hemos hablado
de la fotografía espectacular, de las excelentes interpretaciones, de la
dirección milimetrada, nos falta decir que la música de Maurice Jarre es muy
sugerente, con muchas reminiscencias árabes y encaja a la perfección con las
imágenes del desierto. Otro gran acierto.
Bueno, estaréis
pensando, algún fallo tendrá que tener (además de la elección de Guinness como
el príncipe Faisal, no porque el actor lo haga mal, que no es así, si no porque
uno no acaba de ver al personaje si no al actor) y, efectivamente, lo hay… el
guión de Robert Bolt, basado en el libro Los Siete Pilares de la Sabiduría (The
Seven Pillars of Wisdom) del propio T.E. Lawrence, es lento y ofrece una visión
muy reducida de la vida interna del aventurero. Además, contiene varios fallos
históricos (https://www.youtube.com/watch?v=R9scZDbKxtY),
si bien ya se sabe que en Hollywood predomina el espectáculo sobre la veracidad
histórica. Por el contrario, en su favor debemos decir que el guión no toma
partido por la figura de Lawrence, tal y como suele suceder en los biopics.
Peter O'Toole como un abatido y cansado Lawrence (Lawrence of Arabia, 1962).
En total, esta
película fue premiada con 7 Óscar: mejor película, mejor director, mejor
fotografía, mejor montaje, mejor dirección artística, mejor sonido y mejor banda
sonora. Además, ganó varios premios BAFTA, globos de oro, entre otros
reconocimientos.
Bellísima labor de cámara (Lawrence of Arabia, 1962).
Aunque el film
dura casi 4 horas, no aburre en ningún momento, gracias a la formidable
interpretación y a la bellísima labor de la cámara. En resumen, Lawrence de
Arabia, a pesar de su duración, es una película entretenida, de una factura
formal de primera categoría, con buenas interpretaciones, un rodaje en
exteriores de gran belleza, una música evocadora... como ya he dicho, es
difícil encontrarle defectos. En IMDB (http://www.imdb.com/title/tt0080749/?ref_=fn_al_tt_2)
la valoran con un 8.3/10 tras la votación de 200719 usuarios de esta base de
datos (lo que la sitúa entre las 250 mejor valoradas, concretamente en el
puesto 82). Para muchos es la mejor producción de su director, y no les falta
razón, pero un realizador capaz de dejarnos trabajos como Breve Encuentro
(Brief Encounter, 1948), El Puente sobre el Río Kwai (The Bridge on the River
Kwai, 1958) o Doctor Zhivago (1965), entre otros, tiene títulos para todos los
gustos. A mí, personalmente, me gusta más la poética e intimista Breve
Encuentro, pero está claro que Lawrence de Arabia es, por derecho propio, uno
de los grandes títulos de la Historia del Cine.
Calificación
global: 95/100
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