domingo, 12 de febrero de 2017

Los Inconquistables (Unconquered, 1947)

Una de mis debilidades se puede afirmar que son las películas del oeste o “western”. Hoy vamos a comentar una que no entra exactamente dentro de esa categoría pero que guarda mucha relación con ellas. A su director siempre se le ha acusado de tergiversar la historia y de emplear excesivamente el “cartón piedra”. Muchas de estas críticas se deben a sus ideas políticas reaccionarias pero, si tan solo nos fijamos en su cine, podremos observar que Cecil B. DeMille domina el medio como pocos y, si bien es cierto que antepone el espectáculo a la veracidad de los hechos, no lo es menos que esto, para otros directores, nunca ha sido motivo de crítica. La película de hoy es considerada por muchos como una de sus mejores obras, se trata de...
 

Los Inconquistables

 
Ficha técnico-artística:
Título original: Unconquered.
Año de producción: 1947.
Director: Cecil B. DeMille.
Producción: Cecil B. DeMille.
Guión: Charles Bennett, Fredric M. Frank, Jess Lasky Jr. (basado en la novela de Neil H. Swanson).
Fotografía: Ray Rennahay.
Montaje: Anne Bancher.
Música: Victor Young.
Reparto: Gary Cooper, Paulette Goddard, Howard Da Silva, Boris Karloff, Cecil Kellaway, Ward Bond, Virginia Campbell, Hery Wilcoxon.
Género: Aventuras / Western / Histórica.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 142 minutos.
 
Sinopsis:
Ambientada en 1763, en el marco de las revueltas indicas en los días de la colonización norteamericana, una joven inglesa es convertida en esclava y deportada a las colonias, pero es salvada por el capitán Holden. Cuando éste se ausenta, un comerciante la esclaviza de nuevo. A partir de aquí se suceden las aventuras de este singular trío amoroso.
 
Película completa (Unconquered, 1947).
 
Comentario:
El propio DeMille confesó que seguía una fórmula para sus films históricos: “contar una apasionante peripecia personal sobre el telón de fondo de grandes sucesos históricos. La intriga confiere a estos sucesos un sentido más vivo que el que pueden encontrar los espectadores en los manuales de Historia” (“Présénce du cinema”, nº 24-25, otoño 1967). Esta afirmación se corresponde perfectamente con lo que podemos ver en Los Inconquistables.
 
Gary Cooper y Paulette Goddard, atractiva pareja protagonista (Unconquered, 1947).
 
 
Este largometraje se gestó a partir del interés creciente de DeMille por retratar el nacimiento de Estados Unidos como nación. Si bien se tiende a asociar a este realizador con el “cartón piedra” y un deliberado falseamiento histórico (al igual que al cine norteamericano, en general), esta idea no es totalmente exacta. De hecho, el título que nos ocupa hoy prueba, prácticamente, todo lo contrario. Para realizar Los Inconquistables se llevó a cabo una concienzuda labor de casi un par de años de preproducción, consistente en profundas investigaciones sobre el modo de vida y costumbres de la época que se retrata en la película, utensilios y vestimentas utilizados por los indios del noreste de América, estudio de crónicas escritas en la época, consultas en museos y asesoramiento por especialistas… aunque esto no evita que el autor se tomase unas cuantas licencias en pro de la efectividad cinematográfica (por ejemplo, le persecución a caballo es completamente imposible ya que los indios de esa zona no empleaban equinos; una de las tribus indias que se menciona en el largometraje no participó en las revueltas que ponen trasfondo a la historia narrada…). Por el contrario, el vestuario y el lenguaje indio fueron elementos mimados con esmero (incluso Karloff tuvo que aprender a pronunciar el dialecto indio).
 
Gary Cooper como el capitán Chris Holden (Unconquered, 1947).

Boris Karloff como el jefe indio Guyasuta (Unconquered, 1947).
 
De todos modos, si las adaptaciones cinematográficas de novelas, obras de teatro o musicales no tienen que seguir al pie de la letra a sus respectivos originales, ¿por qué razón debe tratarse la Historia de manera diferente? De hecho, muchas veces la Historia es confusa e interpretable, además de variable según las fuentes que se consulten. Con esto pretendo decir que, al fin y al cabo, estamos ante un largometraje y no ante una lección de Historia. Por si fuera poco, este largometraje se basa en una novela que, a su vez, tomaba como punto de partida un documento histórico cuyo contenido se puede leer en Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Los_inconquistables).
 
 
Fotograma de la escena del juicio (Unconquered, 1947).
 
Los Inconquistables fue el último “western” que rodó DeMille y resume las aportaciones de este autor al género. Por ejemplo, la meticulosa puesta en escena, con muchos elementos, lo que otorga densidad y demuestra el estilo y talento artístico de DeMille. Sin embargo, se observa cierta tendencia a recargar excesivamente los encuadres. Otro aspecto a destacar es el interesante uso del color y de los objetos, que hacen avanzar la acción en algunas secuencias.
 
Cecil B. DeMille supervisando material.
 
Los personajes presentan contradicciones, lo que los hace más creíbles y permite que sus actos sean los que sustenten el relato. En este sentido, la atractiva pareja protagonista (Gary Cooper y Paulette Goddard) hace una buena labor interpretativa, contrapunteada por la presencia de Howard Da Silva como el personaje negativo. Sin embargo, se puede decir que son los actores secundarios los que verdaderamente dan vida a la película.
Quizá no estemos de acuerdo con los fundamentos ideológicos planteados en esta película (falseamiento de hechos e ideales que determinaron la expansión americana hacia el Oeste, con fiebre depredadora) pero la película no engaña a nadie y destaca por su enorme fuerza plástica. Una de las secuencias más espectaculares es el asedio a Fort Pitt y la posterior batalla, que costó meses de preparación y cientos de miles de dólares. En el vídeo podréis ver como destaca el decorado de la fortaleza, construido con detalle, el elevado número de figurantes que participan (representando todo tipo de personajes: indios, milicianos, tramperos, esclavos…), el “travelling” lateral, etc.
 
El asedio a Fort Pitt (Unconquered, 1947).
 
En resumen, Los Inconquistables es una entretenida película con una atractiva pareja protagonista y un regusto al Hollywood clásico, dejando de lado algunas inconsistencias históricas y algunos ideales desfasados, se trata de un trabajo bien llevado de principio a fin. En IMDB (http://www.imdb.com/title/tt0039931/?ref_=nv_sr_1) la valoran con un 7.2/10 tras la votación de tan solo 14111 usuarios de esta base de datos.
 
Calificación global: 79/100

domingo, 5 de febrero de 2017

La Dolce Vita (La Dolce Vita, 1960)


Ya sé que, hasta ahora, apenas he hablado de películas de habla no inglesa, así que es momento de cambiar de rumbo y prestar atención a una obra cumbre del séptimo arte que nos llegó de la “vecchia” Italia pero que traía un aire fresco al cine de los 60 y que, desgraciadamente, no se estrenó en España hasta los 80 (cosas de la censura). Sin embargo, se trata de un título clave en la carrera de su director y de gran importancia histórica y social. Hoy vamos a tratar de descubrir si realmente merece la pena vivir...
 

La Dolce Vita

 
Ficha técnico-artística:
Título original: La Dolce Vita.
Año de producción: 1960.
Director: Federico Fellini.
Producción: Giuseppe Amato, Angelo Rizzoli, Franco Magli.
Guión: Federico Fellini, Ennio Flaiano, Tullio Pinelli.
Fotografía: Otello Martelli.
Montaje: Leo Cattozzo.
Música: Nino Rota.
Reparto: Marcello Mastroianni, Anita Ekberg, Anouk Aimée, Lex Barker, Alain Cuny, Yvonne Furneaux, Nadia Gray, Magali Noël, Jacques Sernas.
Género: Drama.
Nacionalidad: Italia / Francia.
Duración: 167 minutos.
 
Sinopsis:
Roma en los años del “boom” económico después de la posguerra. Un periodista lleva una vida vertiginosa entre primicias, escándalos y fiestas de la “jet set” artística, intelectual y social de Roma. Sabe mantener su cínica reserva hasta que, demasiado tarde, descubre que está alienado de sí mismo y de la “vida auténtica”.
 
Trailer de la película (La Dolce Vita, 1960).


Comentario:
La Dolce Vita marcó un punto de inflexión en la carrera de Fellini como director ya que supone la transición desde un estilo con un alto contenido neorrealista a otro más personal y con gran preocupación por la estética, tanto en la composición de los planos como en la organización del texto fílmico.
Este hecho ya lo apreciamos en la estructura de La Dolce Vita, que no posee la típica organización argumental de una película de estilo narrativo, a pesar de conservar una estructura lineal en cuanto al tiempo y el espacio fílmicos. En ella seguimos al personaje de Marcello (¿alter ego del director?), un periodista del corazón, en su búsqueda de noticias durante un período de tiempo indeterminado y, ante nosotros, va apareciendo una galería de personajes que nos muestra su vacío existencial, sus miedos, su ignorancia ante la vida real, su frivolidad, etc.
 
Fellini dirigiendo a Anita Ekberg en la Fontana di Trevi (La Dolce Vita, 1960).
 
 
Antes de continuar, me gustaría señalar un par de curiosidades que marcan la importancia social del film. Por una parte, el fotógrafo que acompaña a Marcello en su búsqueda de noticias y que acosa a todo el mundo se apellida Paparazzo, de ahí viene que a los fotógrafos insistentes, normalmente asociados a la “prensa del corazón”, se les denomine paparazzi. Por otra parte, el título de la película, “La Dolce Vita”, se ha hecho proverbial para evocar “glamour”, fiesta y frivolidad… la buena vida.
 
 
Los paparazzi (La Dolce Vita, 1960).
 
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Fellini retrata un conjunto de personajes sin valores morales, envidiosos, dependientes, que han perdido gran parte del sentido de su existencia, y que muestran una gran ignorancia frente a asuntos de lo más cotidiano. De hecho, llega un momento en el que no se preocupan ni de las apariencias. Otra curiosidad es que la aristocracia italiana había permitido el empleo de sus castillos y palacios para el rodaje de varias secuencias (en las que incluso llegan a participar) pero, al ver el resultado del film y la imagen que en él se da de ellos, decidieron emplear sus recursos en prohibir la exhibición del largometraje... cosa que consiguieron en algunos países, con la ayuda del clero, ¡cómo no!
 
 
La crítica a los “mass media” y a las tradiciones está muy presente en el film (La Dolce Vita, 1960).
 
Entrando en detalles más técnicos, lo primero que quiero destacar es la impresionante fotografía en blanco y negro a cargo de Otello Martelli, que ensalzó la belleza de la urbe romana y permitió a Fellini jugar mucho con el contraste entre los opuestos (blanco frente a negro, alta frente a baja sociedad, valores tradicionales frente a nuevos “valores” inculcados por los medios). Ello le permitió reflexionar sobre muchos temas a lo largo del film: la familia, la lealtad, la fidelidad, la religión, la manipulación, el desprecio, etc. Todo ello subrayado por la excelente banda sonora de Nino Rota, que se ajusta a la perfección a las sensaciones que desprende cada una de las secuencias, pasando de alegre a triste o melancólica según las necesidades de la narración. Otros aspectos técnicos a destacar son el diseño de producción y la iluminación, que acentúan los contrastes a los que antes nos referíamos. Todo ello hábilmente engarzado por Fellini.
 
 
Marcello Mastroianni deja una de sus mejores interpretaciones (La Dolce Vita, 1960).
 
A modo de ejemplo sobre estos contrastes, tenemos a las dos actrices protagonistas, Anouk Aimée, con su belleza fría y distante sensualidad, frente a la explosiva Anita Ekberg (a la que siempre recordaremos por su baño en la Fontana di Trevi). El resto del reparto está estupendo en sus roles, Ivonne Furneaux como la novia posesiva y despechada de Marcello, Lex Barker como el novio alcohólico de la estrella Anita Ekberg. En este sentido, la labor de casting ha tenido una buena parte del éxito de reunir a este grupo de actores y actrices; si bien, por encima de todos, Marcello Mastrioianni, que da un auténtico recital sin necesidad de exagerar un solo gesto y mostrando un amplio registro interpretativo, un actorazo.
 
 
La fría sensualidad de Anouk Aimée (La Dolce Vita, 1960).
 
La famosa secuencia del baño en la Fontana di Trevi (La Dolce Vita, 1960).
Para destacar lo que he dicho hasta el momento, voy a tratar de comentar un par de secuencias que me parecen especialmente interesantes y que, por fortuna, podemos disfrutar a través de YouTube. La primera de ellas se desarrolla en una fiesta que se celebra en un palacio de la aristocracia romana; en un momento, Maddalena (Ainouk Aimée) se lleva aparte a Marcello para hablarle a solas... lo que parece que va a ser una escena romántica da paso a un ejercicio de estilo en el que, a través de las imágenes, vemos una contraposición con lo que están diciendo los personajes. La secuencia comienza con un plano largo en una sala donde el único mobiliario es una silla (¿el vacío de la existencia en la clase aristócrata?), en esa sala se queda Marcello y, mientras, Ainouk se escapa para hablarle a través de un conducto que comunica una fuente en otra estancia del palacio con la sala en donde se encuentra Marcello. De esta manera, ella se le declara, sin dar la cara; ¿por qué? Tal vez porque no está siendo sincera, por miedo al compromiso (algo que parece que poseen ambos). Fellini es capaz de mostrar un excelente control de la profundidad de campo, las simetrías, el espacio “on” y “off”, es decir lo que está dentro y fuera del plano. Todo ello como simbolismo de la hipocresía y del vacío interior de los personajes.
 
 
Curiosa declaración de amor (La Dolce Vita, 1960).
 
La segunda secuencia que quiero comentar se refiere al final de la película en la que se completa la alienación del personaje de Marcello y que el maestro Fellini muestra mediante la contraposición de este personaje con el de la joven camarera que le indica que vuelva con ella pero él no la escucha, no la entiende a pesar de que la gesticulación es bien clara (¿problemas de comunicación entre clases? ¿No quiere comprender?). Se ve que, cuando pruebas la Dolce Vita, ya no deseas otra vida. El juego de contrastes es magnífico, ella va de negro, él de blanco; ella sonríe, el parece melancólico…
 
 
Secuencia final (La Dolce Vita, 1960).
 
En resumen, La Dolce Vita es una película de gran belleza en todos sus planos, a pesar de narrar una historia triste y mostrar sin ambages la hipocresía y el vacío de la sociedad que retrata. En IMDB (http://www.imdb.com/title/tt0053779/?ref_=fn_al_tt_1) la valoran con un 8.1/10 tras la votación de 50871 usuarios de esta base de datos. Puede que el ritmo no nos convenza o que la encontremos un poco larga y manierista pero tiene tantos méritos que es, por derecho propio, un clásico de la Historia del Cine.
 
Calificación global: 95/100