viernes, 12 de octubre de 2018

Tom Jones (1963)


Retomando la actividad del blog, hoy me propongo presentaros una película divertida, si bien no tan polémica como lo fue en el momento de su estreno, cuando fue un sonado éxito comercial. Adaptación de una novela muy larga, con las consiguientes licencias narrativas, posee unos cuantos aspectos de gran interés. Puede que el público actual no entienda muchos chistes o se aburra frente a los planteamientos escenográficos presentados, pero no importa porque todo el mundo ama a...

Tom Jones


Ficha técnico-artística:
Título original: Tom Jones.
Año de producción: 1963.
Director: Tony Richardson.
Producción: Michael Holden, Oscar Lewenstein, Tony Richardson, Michael Balcon.
Guión: John Osborne basado en la novela homónima de Henry Fielding.
Fotografía: Walter Lassally.
Montaje: Anthony Gibbs.
Música: John Addison.
Reparto: Albert Finney, Susannah York, Hugh Griffith, Joyce Redman, Edith Evans, Diane Cilento, Joan Greenwood, Peter Bull, David Warner, Jack MacGowran, John Moffatt, Wilfrid Lawson, Freda Jackson, Redmond Phillips.
Género: Comedia/Aventuras.
Nacionalidad: Reino Unido.
Duración: 123 minutos.


Sinopsis:
Basada en la novela homónima de Henry Fielding y ambientada en la Inglaterra del siglo XVIII, esta película narra las desventuras de Tom Jones, un joven bastardo que es acogido por un justo y generoso hacendado que lo educa junto a su sobrino. El regreso de una encantadora vecina tras una estancia en Francia desencadena una serie de acontecimientos que derivan en situaciones cómicas y picarescas.

Trailer de la película.


Comentario:
Tras sentar las bases del conocido como “Free Cinema”, el director Tony Richardson dejó de lado la crítica social y el cine comprometido para aventurarse en terrenos más comerciales, llevando su forma de filmar y de entender el cine a una mayor audiencia. A esto debemos el largometraje que nos ocupa hoy, si bien esta transición puede parecer relativamente brusca tanto en temática (compromiso social frente a adaptación de una novela de época) como en forma (blanco y negro frente a color), si analizamos detenidamente los resultados, no lo es tanto.

El director Tony Richardson.


Para entrar en materia, los historiadores Jeanne y Ford en el volumen 3 de su “Historia Ilustrada del Cine” resumen la película Tom Jones de la siguiente manera: “Novela picaresca y libertina de Fielding, adaptación sarcástica de John Osborne, realización truculenta de Tony Richardson, dinámica interpretación de Albert Finney, fotografía de Walter Lasally, llena de vida: éstos son los elementos del éxito popular de Tom Jones” (Alianza Editorial, 1974). Para tan solo tres líneas creo que los muchachos han apuntado bastantes cosas.

¿Cómo conquista Tom Jones a Miss Western? (Tom Jones, 1963).


Efectivamente, Richardson aprovecha esta adaptación literaria como vehículo para plasmar algunos tabúes de la sociedad occidental del momento como el recato ante el sexo. Además, emplea numerosos trucos fílmicos que dan vida al largometraje y conectan directamente con sus anteriores trabajos de corte comprometido y de aspecto independiente, demostrando la espontaneidad de su estilo de rodar. Me explico, Richardson no abandona la filmación “cámara en mano”, que utiliza en numerosos pasajes del film; recupera la frontalidad del encuadre (muy habitual en el cine silente) y, además, aprovecha los medios disponibles (mucho mayores para esta película que los disfrutados en sus anteriores trabajos) para obtener imágenes (y secuencias completas) desde ángulos anteriormente vetados por motivos presupuestarios (por ejemplo, las imágenes aéreas de la secuencia de la caza del zorro). Por otra parte, nos sorprende con “travellings” en momentos clave de la historia (como en la secuencia del duelo con espadas en el que interviene el personaje de Tom Jones) y con acciones en las que los actores se dirigen directamente a cámara, es decir, interpelan al espectador haciéndole cómplice de la situación y, por tanto, mostrando que estamos asistiendo a una farsa. Desde mi punto de vista, este despliegue en la realización ya da un gran interés a la película.

Escena de la cena (Tom Jones, 1963).


A modo de ejemplo, he seleccionado una serie de secuencias de la película que he encontrado en YouTube y que muestran algunos de los aspectos mencionados. Así, la secuencia de la cena muestra, por una parte el empleo de la frontalidad del encuadre y, por otra parte, podemos apreciar un sentido del humor que, aún a día de hoy, puede considerarse de mal gusto... imaginemos en 1963 lo que debía de provocar. Por otra parte, la secuencia de la caza del zorro muestra cómo el director puede controlar situaciones en las que se despliegan numerosos actores y medios técnicos. En la secuencia del rescate de la mujer en el bosque, vemos como Tom Jones (Albert Finney) tapa la cámara con su sombrero para impedir que el espectador vea la “desnudez” de la dama. Es de destacar también el prólogo del film, justo antes de los títulos de crédito, que está narrado a modo de parodia del cine mudo.

Escena de la caza del zorro (Tom Jones, 1963).


El guión de Osborne es bueno en tanto en que simplifica la novela y le da ritmo y vida conservando el humor del texto original. Forzosamente, algunos pasajes de la novela han quedado excluidos de esta adaptación, así como algunos personajes han desaparecido ya que, de no ser así, la película alcanzaría una duración desmedida. Por ejemplo, el episodio sobre el hombre de la colina ha desaparecido en su totalidad, el personaje del Capitán Blifil solo es mencionado por el narrador pero no aparece en el metraje, Partridge aparece en la película más tarde que en la novela, etc. A pesar de estas eliminaciones, el guión conserva uno de los aspectos más definitorios de la novela, su estilo episódico, con cortes en la acción que suponen saltos tanto en el espacio como en el tiempo.

Albert Finney como Tom Jones (Tom Jones, 1963).

Además de una excelente puesta en escena, un vestuario colorista y un diseño de producción muy cuidado, la película se aprovecha de la excelente fotografía de Walter Lassally, quien supo dotar de colores pastel a la mayoría de las secuencias dándole un sabor de “pasado de moda” a este largometraje.

Albert Finney y Diane Cilento en una de sus correrías (Tom Jones, 1963).

El elenco de actores está estupendo y se lo ha debido de pasar en grande durante el rodaje, como se parece deducir de casi todas las secuencias. Finney como Tom Jones nos ofrece una interpretación dinámica aunque, quizás, un tanto exagerada, siendo contrapunteada por la más comedida de Susannah York. Secundarios como Edith Evans y Hugh Griffith ofrecen alivio cómico y se llevan algunas de las escenas más graciosas de la película (como es el caso del ejemplo que he encontrado en YouTube). Sin embargo, otros personajes, como el interpretado por David Warner, se ven desfavorecidos en cuanto a importancia respecto a la novela original.

Mr. Western y su hermana discuten (Tom Jones, 1963).

Hugh Griffith como Mr. Western (Tom Jones, 1963).


Otro aspecto destacable a nivel formal es el empleo de la música para dotar de sentimiento a muchas secuencias. Independientemente de esto, la partitura creada por John Addison es chispeante, divertida y muy a tono con el ritmo de la película.

David Warner y Susannah York caracterizados como Blifil y Miss Western (Tom Jones, 1963).

Finalmente, indicar que esta película supuso un gran éxito de crítica y público, lo que se tradujo en numerosos premios entre los que destacan los cuatro Óscar que recibió: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Banda Sonora y Mejor Guión.

Escena del rescate de la mujer en el bosque (Tom Jones, 1963).

En resumen, Tom Jones es una adaptación literaria que mantiene su interés a pesar de haber sido filmada hace 55 años y muchos de sus polémicos pasajes han perdido esa fuerza. En IMDB (https://www.imdb.com/title/tt0057590/?ref_=nv_sr_1) la valoran con un 6.7/10 tras la votación de 9871 usuarios de esta base de datos. Por el contrario, y remitiéndome a todo lo apuntado en esta entrada, creo que la película merece mejor calificación.

Calificación global: 80/100

martes, 3 de julio de 2018

Pacto de Honor (The Indian Fighter, 1955)


Tras unos meses de parón forzoso debido a múltiples actividades, ¿qué mejor que retomar el blog con un “western”? Quizá no sea el mejor del género pero contiene elementos interesantes ya que muestra un giro en la aproximación a los temas típicos del género, sin subvertirlos todavía. Además cuenta con la presencia de actores carismáticos como Kirk Douglas y Walter Matthau (curioso que aparezca en un “western”). Como suele ocurrir en este tipo de películas la oposición de indios frente a hombres blancos es uno de los temas centrales; por ello se hace necesario establecer un...

Pacto de Honor

 

Ficha técnico-artística:
Título original: The Indian Fighter.
Año de producción: 1955.
Director: André De Toth.
Producción: Samuel P. Norton, William Schorr, Kirk Douglas.
Guión: Frank Davis, Ben Hecht sobre una historia de Robert L. Richards.
Fotografía: Wilfrid M. Cline.
Montaje: Richard Cahoon.
Música: Franz Waxman.
Reparto: Kirk Douglas, Elsa Martinelli, Walter Matthau, Diana Douglas, Walter Abel, Lon Chaney Jr., Edward Franz, Alan Hale Jr., Elisha Cook Jr., Ray Teal, Frank Cady, Hank Worden.
Género: Western.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 86 minutos.

Sinopsis:
La guerra civil estadounidense ha terminado y Johnny Hawks, un militar encargado de la pacificación de las tribus sioux, vuelve al oeste con el fin de establecer un nuevo tratado de paz. Sin embargo, la precaria situación entre indios y hombres blancos se ve amenazada con convertirse en tragedia cuando dos renegados de la frontera, en búsqueda de una mina de oro india, asesinan al hermano del jefe sioux, poniendo en peligro la vida de todos los habitantes blancos del territorio.

Tráiler de la película (The Indian Fighter, 1955).



Comentario:
A mediados de los años 50 del siglo pasado el “western” no estaba viviendo su mejor momento, a pesar del puñado de excelentes films producidos durante esa década. Quizá debido a coyunturas sociopolíticas, económicas o de otro tipo los gustos del público estaban cambiando... tal vez la edad de los asistentes a las salas de cine también variaba. En cualquier caso, el género vivía momentos de cambio e incertidumbre lo que, en cierto modo, permitió que se enriqueciera en cuanto a temáticas, puntos de vista y revisiones de sus propios mitos o simbologías.
En esta línea de cambio y “apertura” se podría situar la película que os propongo hoy... y que se ve enriquecida por la presencia de artistas extranjeros en cargos relevantes (André De Toth, el director, era húngaro y Kirk Douglas, productor y protagonista, de ascendencia rusa), lo que tal vez haya permitido una mayor libertad o claridad de ideas para abordar algunas de las temáticas que se apuntan dentro de la película y que no eran habituales en Hollywood y, mucho menos, en el “western”, el género cinematográfico por excelencia. De hecho, está considerado como un “western” pro-indio, aunque yo tengo mis dudas al respecto debido a varias contradicciones que se pueden rastrear dentro del texto fílmico.

Kirk Douglas caracterizado como Johnny Hawks (The Indian Fighter, 1955).


Comenzando por el director, André De Toth aporta su habilidad y dinamismo narrativo al tempo de un film en el que destaca el tono que se le da a los colores vivos, especialidad de este director (no en vano se reconoce en su largometraje más famoso: Los Crímenes del Museo de Cera, House of Wax, 1953) y que, para este “western”, cuenta con el buen hacer de Wilfrid M. Cline como encargado de la cinematografía en Technicolor y CinemaScope para ganar en espectacularidad. En este sentido, el uso del color potencia los escenarios naturales en los que se desarrolla la acción y da viveza a la tribu india frente a los tonos monótonos de los atuendos de los hombres blancos, posicionando, en cierta medida, el enfoque ideológico del film de un modo visual.
Se trata de uno de los primeros “western” pacifistas o “pro-indios”, si bien como comentaré más adelante, no está exento de incongruencias a este respecto ya que los personajes indios se encuentran muy estereotipados. A pesar de ello, se intenta mostrar a los hombres blancos como intransigentes, en líneas generales, frente al pueblo indio que, en un primer momento, se muestra abierto al diálogo. Otros binomios hombre blanco frente a indio que aparecen representados en el film son explotación frente a respeto por la naturaleza, codicia frente a honor, restricción frente a libertad, etc. Otra incongruencia en esta línea es que el personaje principal, interpretado por Kirk Douglas, es el más interesado y el que más esfuerzo despliega para lograr la paz entre indios y hombres blancos cuando su fama le proviene de ser un asesino de indios. Sin embargo, a medida que avanza el film, algunas de estas situaciones se revierten hasta cierto punto.
Por otra parte, este film introduce nuevas perspectivas dentro del género. Por ejemplo, se crea (un tanto a la fuerza, todo hay que decirlo) una pareja interracial aunque no se potencia la polémica que este tipo de relaciones puede despertar en la sociedad de aquella época (ni de la contemporánea a la realización del film). Otro ejemplo es el apunte que se hace sobre el paso de la “civilización” por las tierras vírgenes (¿principio de conciencia ecológica?) cuando el personaje de Elisha Cook Jr. fotografía paisajes y Kirk Douglas le recrimina esta acción porque no quiere que se altere esa naturaleza. Al igual que con el caso de las relaciones interraciales, este aspecto no se explora con mayor profundidad. Asimismo, la película hace uso de un simbolismo muy simple, habitual por otra parte en el cine de Hollywood, para contraponer libertad frente a ataduras. El tratamiento que se da a todos estos temas resulta un tanto ingenuo.

Kirk Douglas y Elsa Martinelli interpretando a una pareja interracial (The Indian Fighter, 1955).


Uno de los aspectos más interesantes de este film es el reparto, por diversas razones. En primer lugar, la presencia de Kirk Douglas como protagonista dotando de carisma a su personaje y de cierta credibilidad a la película en tal que “western”. La presencia, totalmente inhabitual, de Walter Matthau en un film de este género hace, si cabe, más interesante a la película ya que, a pesar de que su presencia resulta llamativa y “chocante”, sabe aportar cinismo a su personaje mezclando algo de humor con una supuesta maldad (no en vano es el “malo” de la película). Elsa Martinelli no resulta excesivamente creíble como joven india pero aporta un toque exótico al film. Secundarios como Walter Abel, Diana, Douglas, Elisha Cook Jr., Hank Worden o Frank Cady, así como la presencia de Lon Chaney Jr. añaden motivos para disfrutar de la película. Además, viendo el film uno puede percibir lo bien que se lo han debido pasar los actores rodando esta película.

Frank Cady, Lon Chaney Jr., Hank Worden y Walter Matthau (The Indian Fighter, 1955).


Otro aspecto positivo es la sugerente partitura a cargo de Franz Waxman y que se utiliza de distintas maneras a lo largo del film. Un ejemplo es la secuencia de introducción de la muchacha india interpretada por Elsa Martinelli y que podemos apreciar desde YouTube.

Empleo de la música para presentar a un personaje (The Indian Fighter, 1955).


Por el contrario, uno de los aspectos negativos de Pacto de Honor es que, casi continuamente, cae en estereotipos y convenciones del género lo que puede resultar tedioso y, a día de hoy, hasta de mal gusto o políticamente incorrecto. Sin embargo, se trata de un film que pretende entretener a cambio de no realizarse demasiadas preguntas.

La película se puede disfrutar íntegramente en YouTube (The Indian Fighter, 1955).


En resumen, Pacto de Honor es un “western” interesante, entretenida y que saca a relucir temas complejos, si bien de manera bastante ingenua y con bastantes contradicciones. En IMDB (https://www.imdb.com/title/tt0048204/) la valoran con un 6.4/10 tras la votación de 1683 usuarios de esta base de datos. En mi opinión, la película merece la pena por sus curiosidades y los aciertos apuntados anteriormente.

Calificación global: 70/100

martes, 20 de marzo de 2018

La Emperatriz Yang Kwei Fei (Yôkihi, 1955)


Entre el grupo de directores japoneses con un reconocido prestigio internacional, Kenji Mizoguchi siempre ha tratado de mostrar sus ideas sobre temas coetáneos a través de historias tradicionales de su entorno en el Lejano Oriente. Muy estilizado, y sin el pulso narrativo de Kurosawa, sus películas presentan una combinación de exotismo y tranquilidad que, tras muchas décadas, siguen interesando al cinéfilo por el refugio que suponen frente a la “casquería” actual. Hoy conoceremos un poco mejor a...

La Emperatriz Yang Kwei Fei


Ficha técnico-artística:
Título original: Yôkihi.
Año de producción: 1955.
Director: Kenji Mizoguchi.
Producción: Masaichi Nagata, Run Run Shaw.
Guión: Ching Doe, Matsutarô Kawaguchi, Yoshikata Yoda, Masashige Narusawa.
Fotografía: Kôhei Sugiyama.
Montaje: Kanji Suganuma.
Música: Fumio Hayasaka.
Reparto: Machiko Kyô, Masayuki Mori, Sô Yamamura, Eitarô Shindô, Eitarô Ozawa, Haruko Sugimura, Yôko Minamida, Tatsuya Ishiguro.
Género: Drama.
Nacionalidad: Japón.
Duración: 91 minutos.

Sinopsis:
En la China del siglo VIII, el Emperador llora la muerte de su esposa. La familia Yang desea proporcionarle una consorte de tal modo que puedan consolidar su influencia en la corte. El general An Lushan encuentra a una pariente lejana trabajando en su cocina y la educa para presentarla al Emperador. Este se enamora de la muchacha y la convierte en la princesa Yang Kwei Fei. Entonces, los Yang son nombrados ministros importantes, aunque An Lushan no recibe la posición en la corte que anhelaba. Los ministros se aprovechan de su cargo lo que origina una revuelta popular contra los Yang instigada por el mismo An Lushan.

El director Kenji Mizoguchi.


Comentario:
Esta película es la primera que el maestro japonés Mizoguchi rueda en color... pocos años antes de su muerte (de hecho es uno de sus últimos largometrajes). Este hecho anecdótico llama la atención por cómo se encuentra construida esta historia, narrada a modo de un largo “flashback” en el que un anciano emperador, apartado de la dirección de su imperio, recuerda (poco antes de morir) cómo conoció, amó y perdió a su segunda esposa, la emperatriz Yang Kwei Fei que da título en castellano a este film.

El Emperador se mezcla con el pueblo y disfruta de la sencillez (Yôkihi, 1955).


A partir de ese momento, el film nos sumerge en una historia de amor rodeada de conflictos (políticos, sociales y personales) en la que destaca el empleo de planos medios que muestran el dominio de Mizoguchi para componer la puesta en escena y, sorprendentemente, el uso del color para resaltar emociones o sugerirlas. Además, de esta maestría, el film se soporta a través de las sentidas y vívidas interpretaciones de los dos protagonistas principales (Machiko Kyô y Masayuki Mori) que son capaces de transmitir emociones sin necesidad de hacer grandes aspavientos y sin resultar pesados o poco convincentes.
Por el contrario, el ritmo del film es, quizá, excesivamente lento para el espectador occidental medio, acostumbrado a otras “velocidades” de narración. Asimismo, el hecho de que la película está rodada en decorados refuerza su carácter teatral y le aporta, junto con el empleo del color, la iluminación y la estilizada puesta en escena, un aspecto onírico a muchas secuencias. Esto no es óbice para disfrutar de un largometraje de excelsa calidad técnica. De hecho, se trata de una auténtica lección de composición de planos, encuadre y colocación de la cámara (destaca la búsqueda de la simetría en muchos de ellos). Es destacable el empleo de muy pocos primeros planos, que quedan relegados a momentos clave con gran carga emocional.

La familia Yang da el visto bueno a la futura princesa (Yôkihi, 1955).


Quizá no se trata de la mejor película de su director, se me vienen a la cabeza títulos como Historia del Último Crisantemo (Zangiku monogatari, 1939) o El Intendente Sansho (Sanshō Dayū, 1954), pero contiene suficientes elementos como para hacerla interesante a los aficionados al Séptimo Arte. A riesgo de comete “spoiler”, el final del film contiene un elegante uso de la elipsis para relatar la unión, tras la muerte, de dos espíritus enamorados.

Belleza en la composición de los planos (Yôkihi, 1955).


En resumen, La Emperatriz Yang Kwei Fei es una película interesante, reflexiva, que plantea temas profundos en un marco histórico que nos queda lejos tanto en el tiempo como en el espacio, con una puesta en escena muy cuidada en la que se aúnan calidad técnica y artística, a pesar de su ritmo excesivamente lento. En IMDB (https://www.imdb.com/title/tt0048820/?ref_=fn_al_tt_1) la valoran con un 7.4/10 tras la votación de 1234 usuarios de esta base de datos. En mi opinión, la película debería llegar a una mayor audiencia.

Calificación global: 73/100