sábado, 28 de octubre de 2017

El Dorado (El Dorado, 1967)

Retomando el esquema de uno de sus trabajos anteriores (Río Bravo, 1959), el director Howard Hawks nos ofrece una nueva visión de su manera de entender el “western”, con el compañerismo, la dignidad y el humor como vehículos conductores en una película que, a pesar de ciertos estereotipos, se nos presenta fresca y sumamente entretenida... además de contar como protagonistas a dos de los actores más carismáticos del género. Hoy nos dirigimos hacia...

El Dorado


Ficha técnico-artística:
Título original: El Dorado.
Año de producción: 1967.
Director: Howard Hawks.
Producción: Howard Hawks, Paul Helmick.
Guión: Leigh Brackett. Basado en la novela de Harry Brown (“The Stars in Thier Courses”).
Fotografía: Harold Rosson.
Montaje: John Woodcock.
Música: Nelson Riddle.
Reparto: John Wayne, Robert Mitchum, James Caan, Charlene Holt, Paul Fix, Arthur Hunnicutt, Michele Carey, R.G. Armstrong, Edward Asner, Christopher George.
Género: Western.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 121 minutos.

Sinopsis:
El pistolero Cole Thornton regresa a El Dorado para entrevistarse con el ranchero Bart Jason que le ha hecho una interesante oferta. Allí se encuentra con un antiguo amor y con su amigo, el sheriff J.P. Harrah, que lo previene sobre las intenciones de Jason, dispuesto a todo para quedarse con las tierras de los MacDonald, unos modestos y honrados ganaderos. En una escaramuza, Thornton mata por error al más joven de esta familia y abandona el pueblo para olvidar el triste incidente que además le ha dejado una bala alojada cerca de la columna vertebral. Meses después, Thornton consigue evitar que los hombres del pistolero McLeod, que se dirigen a El Dorado contratados por Bart Jason, maten al joven “Mississippi”, en cuya compañía va en ayuda del sheriff, alcoholizado por culpa de un desengaño amoroso... Un lisiado, un borracho, un joven inexperto y un viejo cascarrabias deberán hacer frente al organizado ejército de Jason...


Tráiler de la película.


Comentario:
A pesar de su avanzada edad (contaba 71 años cuando realizó este film), el director Howard Hawks demuestra un excelente estado de forma para dirigir esta entretenida película. Retomando el tema que había tratado en Río Bravo (1959), Hawks vuelve sobre temas recurrentes en su filmografía como son el compañerismo, el honor, y la pérdida y recuperación de la dignidad (hombría dirían algunos). Sin embargo, a diferencia del film anterior, en El Dorado, Hawks opta por descargar la tensión dramática con dosis de humor sacadas de un guión excelente (aunque cargado de tópicos) y a la complicidad de un grupo de estupendos actores en estado de gracia. De hecho, el autor de la novela en la que se basa el guión de la película no aprobó los cambios realizados para su adaptación a la gran pantalla ya que disminuían en gran medida la carga trágica de su obra. Viendo el resultado, me da la impresión de que Hawks no estaba equivocado.

Bonitos títulos de crédito (El Dorado, 1967).


Como es habitual en el estilo de Hawks (algo normal en el Hollywood “clásico”), predomina el argumento sobre la forma narrativa. Sin embargo, esto no demuestra incompetencia si no que acrecienta el excelente dominio del arte cinematográfico que poseía este director. Por ejemplo, la presentación del personaje de “Mississippi” demuestra cómo se planifica una secuencia de acción a la vez que define la psicología de los personajes. En esta secuencia conocemos gran parte del carácter impulsivo de “Mississippi”, la tranquilidad y cortesía amenazadora del pistolero McLeod y los principios morales del personaje principal, Cole Thornton. A través de planos medios se nos muestra la situación de los personajes y su lenguaje corporal y visual, así como los cortes incisivos creados a través de un preciso montaje nos trasladan a la acción de la venganza de “Missisippi” y a la intervención de Thornton.

Introducción del personaje de "Mississippi" (El Dorado, 1967).


Dentro de los aspectos técnicos de la puesta en escena, la excelente fotografía del veterano Harold Rosson (retirado en 1958 tras 43 años en la industria pero al que contrataron específicamente para este proyecto) y el preciso montaje de John Woodcock, contribuyeron enormemente al resultado final. En el caso de la fotografía, partiendo de tonos claros y vivos, el largometraje se sumerge en un aureola de oscuridad tras el regreso de Cole Thornton a El Dorado después de varios meses del incidente con el hijo menor del ranchero MacDonald. De este modo, el director es capaz de expresar visualmente la pérdida de la dignidad del sheriff, el desconcierto de Thornton y la inexperiencia de “Mississippi”... así como el humor negro del viejo Bull. Por el contrario, los rostros de los actores quedan perfectamente nítidos e iluminados y los colores son extraordinariamente vivos. Por otra parte, el montaje realizado permite obtener un ritmo narrativo de gran viveza que no da lugar al aburrimiento en el espectador, destacando las secuencias de acción, con numerosos cortes y planos muy breves de cierta espectacularidad, como se ejemplifica en el caso del tiroteo dentro de la iglesia. Otro aspecto de peculiar importancia es la sobriedad de los decorados, que centra al espectador en los actores y la acción que se está desarrollando pero que, a la vez, lleva la atención a determinados objetos que poseen una trascendencia determinada para la evolución de las secuencias.

John Wayne y Robert Mitchum, dos emblemas del western (El Dorado, 1967).


El cuarteto protagonista: John Wayne, Robert Mitchum, James Caan y Arthur Hunnicut (El Dorado, 1967).


¿Y qué decir del reparto? Cuando se cuenta con dos de los actores más carismáticos del “western”, como son Wayne y Mitchum, uno no puede fallar ya que la propia imagen de los intérpretes aporta la personalidad de los caracteres que interpretan. De hecho, Wayne da la talla como el pistolero Thornton, de férreas convicciones morales en las que el compañerismo, la amistad y el hacer lo que considera correcto se sobreponen a cualquier otro tipo de valor. Por el contrario, Mitchum está excelente como el sheriff J.P. Harrah, ofreciendo un recital interpretativo como el hombre que ha perdido su dignidad personal por culpa de un desengaño amoroso y cae en la bebida. En este caso, el humor es una características más importantes que aporta a este personaje, ya que el guión ha tratado de minimizar la tensión de un argumento cargado de violencia contenida. Además, su devoción por las mujeres se ve desde el principio en las escenas compartidas con Wayne y Charlene Holt, que interpreta a una comprensiva y sensual Maudie, cuyo amor platónico por Thornton parece impedir una posible relación con Harrah. James Caan, en uno de sus primeros papeles, se muestra contenido en sus gestos faciales pero aporta energía a un personaje joven, con mucha impulsividad; de una manera similar, Michele Carey da la contrapartida femenina a este personaje interpretando a la impulsiva hija de los MacDonald. Arthur Hunnicutt repite un papel similar al interpretado en Río de Sangre (1952) del propio Hawks, dando un contrapunto sarcástico y poniendo al resto de personajes en su sitio cada vez que abre la boca. El resto del reparto, con secundarios de gran nivel (Paul Fix, Edward Asner...), aporta consistencia a un largometraje que tiene pocos puntos débiles a nivel interpretativo.



El humor es una de las constantes de la película (El Dorado, 1967).


En resumen, El Dorado es una película extremadamente entretenida en la que se aúnan calidad técnica y artística, a pesar de contener un gran número de estereotipos dentro del “western”. En IMDB (http://www.imdb.com/title/tt0061619/?ref_=nv_sr_1) la valoran con un 7.6/10 tras la votación de 19555 usuarios de esta base de datos. En mi opinión, solo la oportunidad de ver a Wayne y Mitchum juntos ya merece sobradamente la pena.


Calificación global: 91/100