viernes, 31 de marzo de 2017

La Tierra Prometida (Ziemia Obiecana, 1975)


Tras la última serie de entradas sobre películas más o menos clásicas, me gustaría volver a la idea de partida de este blog comentando un film que, quizá, sea menos conocido por el gran público a pesar de poseer un estatus de cine de calidad y prestigio internacional. Hoy voy a hablar de una película que es considerada como la mejor del cine polaco y que posee muchos elementos que la hacen sumamente interesante. ¿Preparados para la búsqueda de...
 

La Tierra Prometida

 
Ficha técnico-artística:
Título original: Ziemia Obiecana.
Año de producción: 1975.
Director: Andrzej Wajda.
Producción: Tadeusz Kosarewicz.
Guión: Andrzej Wajda (basado en la novella de Wladyslaw Stanislaw Reymont).
Fotografía: Waclaw Dybowski, Edward Klosinski, Witold Sobocinski.
Montaje: Zofia Dwonik, Halina Prugar.
Música: Wojciech Kilar.
Reparto: Daniel Olbrychski, Wojciech Pszoniak, Andrzej Seweryn, Anna Nehrebecka, Franciszek Pieczka, Bozena Dykiel, Kalina Jedrusik, Andrzej Szalawski, Jadwiga Andrzejewska.
Género: Drama social / Político.
Nacionalidad: Polonia.
Duración: 139 minutos.
 
Sinopsis:
Un pueblo polaco crece en poco tiempo hasta convertirse en uno de los mayores centros textiles. Las condiciones de los trabajadores son muy inseguras y el capitalismo se muestra en su versión más cruda y despiadada. En este contexto, tres amigos (un polaco, un judío y un alemán) juntan su capital para montar una fábrica. La película muestra su búsqueda de la fortuna desprovista de cualquier escrúpulo.
 

 
Contrastes económicos y de clases sociales (Ziemia Obiecana, 1975).
 
Comentario:
El cine polaco vivió una época de gran esplendor artístico a través de los trabajos de directores como Roman Polanski o Krzysztof Kieslowski que le proporcionaron un soplo de aire fresco al cine europeo y que, más adelante, desarrollarían sus trabajos en Reino Unido, Estados Unidos y Francia, escapando del régimen político comunista imperante en su país. Sin embargo, su cine bebe en muchos sentidos del gran Andrzej Wajda, que sentó unas bases estilísticas mediante sus trabajos de los años 50 del siglo pasado como Kanal (1957) o Cenizas y Diamantes (Popiól i Diament, 1958), que fueron aclamados por crítica y público en reconocidos festivales internacionales. Si bien, después de estos éxitos, el maestro polaco pasó unos años en los que espació más sus trabajos.
A mediados de la década de los 70, Wajda volvió a la carga con el largometraje que nos ocupa hoy y que es considerado, por buena parte de la crítica, como la mejor película de la historia del cine polaco. Quizá esto sea mucho decir, pero desde el comienzo del film podemos apreciar que estamos frente a una obra magna y de gran envergadura.
La historia se basa en una de las novelas menos conocidas del premio Nóbel polaco Wladyslaw Stanislaw Reymont (https://es.wikipedia.org/wiki/W%C5%82adys%C5%82aw_Reymont), que narra el comienzo y auge del capitalismo en su país así como la deshumanización provocada por el ansia de riqueza y poder. El propio Wajda se encargó de adaptar la novela a la pantalla, a pesar de que él mismo indicaba que se trata de un libro aburrido pero que versaba sobre un tema de extraordinario interés para él... algo que se nota en el cuidado por el detalle y la planificación de los decorados.
 
Los tres amigos celebrando el poder montar una fábrica (Ziemia Obiecana, 1975).
 
De hecho, un importante punto a favor de este largometraje (y tan largo, pues en su versión original tenía una duración de 179 minutos, que se han visto reducidos a 139 en su reedición) es el empleo de localizaciones reales en Lodtz, el pueblo donde se desarrolla la historia que narra el film. En el momento del rodaje, la arquitectura de este pueblo no había cambiado mucho y se conservaba una buena cantidad de fábricas y edificios de la época recreada, que permitieron otorgar a la película una sensación de realismo que se ve acentuada por la cuidadosa puesta en escena y el esmero puesto en el vestuario de los actores y, en general, en todo el diseño de producción.
Además, el empleo de grandes angulares permite reforzar la sensación de grandeza, por llamarlo de alguna manera, y la de vacío, puesto que se dejan grandes espacios libres en los planos y se deforman las dimensiones de los mismos. Al principio puede que nos choque este hecho un tanto antinatural pero, creedme, el aspecto visual de la película es increíblemente bueno y está muy logrado, además de enganchar desde el comienzo. Si combinamos esto con un excelente dominio del movimiento de cámara (uso de grúas, zooms, travellings...) y de la posición en la que esta se coloca para distanciarnos de lo que sucede dentro del plano o acercarnos a los personajes, nos tendremos que rendir a la maestría y el control del medio fílmico que posee el genio polaco.
 
Los mismos personajes convertidos en nuevos magnates (Ziemia Obiecana, 1975).
 
Por ejemplo, en la secuencia en la que el personaje principal (excelentemente interpretado por Daniel Olbrychski) se dedica a supervisar el trabajo en la fábrica, tenemos un resumen de lo comentado hasta el momento: un travelling de seguimiento en ligero contrapicado, que nos permite apreciar la arquitectura de la fábrica mientras seguimos al personaje, en el interior se continúa el travelling pero a la altura del pecho del personaje aproximadamente, se combinan las posiciones de cámara en planos y contraplanos a lo largo del travelling, etc., esto nos permite observar las duras e infrahumanas condiciones laborales que soportan los obreros dentro de la fábrica y la deshumanización del personaje principal, así como la importancia del color en esta película. Otra breve secuencia nos permite apreciar el cuidadoso detalle de la decoración y el mimo observado en la puesta en escena, así como nos sugiere la falta de escrúpulos del personaje principal que no duda en que “el fin justifica los medios”.
 
Interesante secuencia con grandes hallazgos técnicos (Ziemia Obiecana, 1975).
 
Excelentes decorados y ambientación (Ziemia Obiecana, 1975).
 
Siguiendo con otros aspectos técnicos, la fotografía e iluminación son fantásticas y aportan profundidad a las escenas. El montaje, también excelente, crea un ritmo narrativo que no agobia ni por su rapidez ni por su lentitud, lo que es muy de agradecer en una película de semejante duración. El guión no es nada condescendiente si no que es duro, sin compasión; si bien tiende a tomar partido por las clases oprimidas (no olvidemos de que se trata de un drama social), nos las muestra también con muchos defectos por lo que no nos permite simpatizar completamente con ellos. Además, el guión nos muestra cómo el ansia de poder y de riqueza elimina, prácticamente, todo rasgo de humanidad en los personajes y, finalmente, todos ellos son negativos, a excepción de la prima del protagonista (muy bien interpretada por la bella Anna Nehrebecka).
 
En el materialismo reinante también podemos encontrar algún idealista (Ziemia Obiecana, 1975).
 
No podemos olvidar el estupendo trabajo de todos los actores y, en especial, del trío protagonista: Daniel Olbrychski, Wojciech Pszoniak y Andrzej Seweryn. Los dos primeros realizan, incluso, un guiño directo a la cámara en dos momentos puntuales del film y que, por una parte, nos distancian de lo narrado pues los actores se dirigen directamente a nosotros, los espectadores, y, por otra parte, nos hacen cómplices de su increíble interpretación (por ejemplo, a 1 hora y 50 minutos de duración, tenemos un guiño de Wojciech Pszoniak).
El film fue nominado a los Óscar como mejor película de habla no inglesa pero no consiguió hacerse con la estatuilla... y es que competía, nada más y nada menos que, con Dersu Uzala (1975) del maestro japonés Akira Kurosawa. Sin embargo, se llevó el premio a la mejor dirección en el Festival Internacional de Cine de Moscú, la Espiga de Oro en el Festival de Valladolid, y ganó cuatro premios en Festival de Cine Polaco (mejor actor para Wojciech Pszoniak, mejor diseño de producción, mejor banda sonora y mejor película).
En resumen, La Tierra Prometida (también conocida como La Tierra de la gran promesa) ofrece una visión despiadada del capitalismo y de la explotación del trabajador así como de la falta de escrúpulos en gente con ansias de riqueza y poder. Todo ello narrado de una manera excelente y con un aspecto visual muy atractivo. En IMDB (http://www.imdb.com/title/tt0072446/?ref_=nv_sr_2) la valoran con un 8.0/10 tras la votación de 2221 usuarios de esta base de datos. Afortunadamente, podemos gozar de este largometraje en su versión original a través de YouTube.
 
Película completa (Ziemia Obiecana, 1975).
 
 Calificación global: 87/100

miércoles, 1 de marzo de 2017

Alien, el Octavo Pasajero (Alien, 1979)

A día de hoy, el cine de acción y, en especial, el género de la ciencia-ficción se basa casi exclusivamente en virguerías hechas por ordenador, dando lugar a espectaculares efectos especiales que te dejan boquiabierto. Hace casi 40 años, los ordenadores no tenían la potencia actual y realizar films de ciencia-ficción se solucionaba con ingenio y profesionales que eran capaces de sacar partido a los medios disponibles en ese momento. La película de hoy es un notorio ejemplo del mejor cine de ciencia-ficción, se trata de...
 

Alien, el Octavo Pasajero

 
Ficha técnico-artística:
Título original: Alien.
Año de producción: 1979.
Director: Ridley Scott.
Producción: Gordon Carroll, David Giler, Walter Hill.
Guión: Dan O’Bannon, Ronald Shussett.
Fotografía: Derek Valint.
Montaje: Terry Rawlings.
Música: Jerry Goldsmith.
Reparto: Tom Skerrit, Sigourney Weaver, Veronica Cartwright, Harry Dean Stanton, John Hurt, Iam Holm, Yaphet Kotto.
Género: Ciencia-Ficción / Terror.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 112 minutos.
 
Sinopsis:
Una nave espacial que transporta millones de toneladas de mineral recibe una señal de auxilio. Sus siete tripulantes deciden ver de qué se trata y aterrizan sobre un planeta desolado en el que descubren una criatura que se introduce en su nave y les ataca.
Trailer de la película (Alien, 1979).
 
Comentario:
La película a la que nos aproximamos hoy está considerada como uno de los mejores títulos de ciencia-ficción de todos los tiempos. Su valor artístico es incuestionable, a pesar de sus graves errores de guión (hay que asumir demasiados aspectos de difícil credibilidad) y su originalidad un tanto limitada (parte de su argumento se encuentra en otros films anteriores). De hecho, Alien toma elementos de numerosas fuentes: mitología, novela, cine de terror, etc. Además de poseer un marcado carácter metafórico y un contenido sexual inherente (lo que le valió bastantes críticas). Todo ello, junto a su impresionante diseño de producción (al que aludiremos más adelante), hace que su visionado sea una grata experiencia; a continuación, trataremos de desentrañar algunos aspectos.
En primer lugar, la idea de esta película surgió como respuesta a la imposibilidad de rodar la novela “Dune”, un sueño acariciado por el guionista Dan O’Bannon y que no pudo verse llevado a cabo a causa del elevado coste que conllevaría esa producción a principios de los años 70; si bien, le permitió codearse con algunos de los autores más destacados del momento en lo que a ciencia-ficción se refiere. De ahí que se barajasen alternativas de menor presupuesto y que propiciaron que O’Bannon desempolvase un guión original suyo inacabado que terminaría por convertirse en el de Alien tras una serie de cambios en la ambientación de la trama.
 
La nave espacial Nostromo produce claustrofobia (Alien, 1979).
 
Una vez esbozado el guión, Walter Hill se interesó por el mismo y participó en pulir algunos aspectos. Incluso se propuso rodarlo una vez finalizado, pero los retrasos acumulados hicieron que, cuando se podía iniciar el rodaje, Hill se encontraba inmerso en la realización de The Warriors: Los Amos de la Noche (The Warriors, 1979; http://www.imdb.com/title/tt0080120/?ref_=nv_sr_1), otra interesante película que le impidió dedicarse a Alien. Debido a esto, los productores y guionistas de Alien decidieron cederle el rodaje del mismo a Ridley Scott quien, por una parte era considerado un director de “qualité”, tras el éxito de crítica y los premios en festivales internacionales que recibió por su adaptación de la novela de Joseph Conrad, Los Duelistas (The Duellists, 1977; http://www.imdb.com/title/tt0075968/?ref_=nv_sr_1); por otra parte, Scott no se quería encasillar en ningún género y vio una gran oportunidad en Alien.
 
 
Una de las formas del alienígena, en este caso “face hugger” (Alien, 1979).
 
Así, se comenzaron a formar los mimbres de una película en la que muchas mentes creativas han intervenido, entre guionistas, productores y director, como ya hemos visto y los responsables del diseño de producción y efectos especiales (a cargo de Carlo Rambaldi y H.R. Giger), sobre todo los referidos a los escenarios de la fortaleza en la que encuentran el “nido” de Aliens y el diseño del propio monstruo. De hecho, estos decorados son impresionantes, originales no tanto en su concepción como en los materiales empleados (huesos y restos orgánicos, trozos de tuberías y de plásticos) y cuidados con esmero. Si bien, en este aspecto, lo que realmente llama la atención son las diversas formas que toma el alienígena.
 
Excelente diseño de decorados (Alien, 1979).

El “nido” de aliens, ¡vaya descubrimiento! (Alien, 1979).
 
Una de los pocos primeros planos de la forma final del alienígena (Alien, 1979).
 
La atmósfera claustrofóbica y un tanto onírica (o, más bien, de pesadilla) que se crea en este film merece ser destacada, al igual que su inventiva visual y cualidades estéticas. Dentro de este punto, es necesario apuntar que un gran acierto del film es no recaer en la parte “gore” si no que sugiere más de lo que se muestra en pantalla. Para ello, la labor de Scott fue determinante mediante el empleo de la elipsis, los efectos de sonido (no tanto la música) y aprovechando al máximo los efectos especiales (merecedores de un premio Óscar) de los que dispone, gracias a su excelente dominio del pulso narrativo.
 
Quizá la secuencia más "gore" de la película es la aparición del "chest buster" (Alien, 1979).
 
Un factor a tener en cuenta es la contraposición luz frente a oscuridad en los distintos ambientes donde se desarrolla la acción para delimitar aquellos lugares donde domina la razón de los otros donde el miedo es predominante. A este respecto, el montaje y la planificación de los encuadres fueron providenciales para lograr este efecto.
 
La muerte de Dallas, el capitán de la nave (Alien, 1979).
 
En cuanto a la interpretación del septeto protagonista, no hay mucho que objetar, si bien no es lo más destacado del largometraje pues, a veces, da la impresión de que algunos de los actores se limitan a pasar por ahí. Quizá podamos añadir que este film le valió la fama a Sigourney Weaver por su interpretación de la teniente Ripley.
 
La tripulación de la nave Nostromo al completo (Alien, 1979).
 
En resumen, Alien es una excelente película de ciencia-ficción que combina elementos de varios géneros y cuenta con una cuidada gradación del suspense. En IMDB (http://www.imdb.com/title/tt0078748/?ref_=fn_al_tt_1) la valoran con un 8.5/10 tras la votación de la friolera de 595235 usuarios de esta base de datos. Además, se encuentra entre las 250 películas mejor puntuadas, ocupando el puesto 51; lo que prueba su gran popularidad… que se vio reflejada en las secuelas que se produjeron con posterioridad.
 
Calificación global: 90/100