viernes, 26 de mayo de 2017

Sangre Sabia (Wise Blood, 1979)

John Huston es considerado uno de los mejores directores del cine “clásico” estadounidense gracias a obras maestras de la talla de El Halcón Maltés, El Tesoro de Sierra Madre, La Jungla de Asfalto o El Hombre que Pudo Reinar. Sin embargo, ciertos sectores de la crítica minimizan su importancia dentro de la historia del cine Hollywoodiense. En cualquier caso, su carrera posee varios títulos un tanto olvidados pero de gran interés por numerosos motivos. Este el caso de la película que vamos a comentar hoy y que muestra el lado oscuro del “American way of life”...
 

Sangre Sabia

 
Ficha técnico-artística:
Título original: Wise Blood.
Año de producción: 1979.
Director: John Huston.
Producción: Michael Fitzgerald, Kathy Fitzgerald.
Guión: Benedict Fitzgerald, Michael Fitzgerald (basado en la novella de Flannery O’Connor).
Fotografía: Gerry Fisher.
Montaje: Roberto Silvi.
Música: Alex North.
Reparto: Brad Dourif, Ned Beatty, Harry Dean Stanton, Daniel Shor, Amy Wright, Mary Nell Santacroce.
Género: Drama social / Comedia negra.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 108 minutos.
 
Sinopsis:
Ambientada en el sur de los Estados Unidos, narra cómo un hombre regresa del servicio militar y, tras su encuentro con un predicador ciego (que no lo es en realidad), decide dedicarse a predicar, creando la “Iglesia Sin Cristo”.
 
Tráiler de la película (Wise Blood, 1979).
 
Comentario:
Desde los títulos de crédito, estampas del sur estadounidense llenas de mensajes religiosos y filmadas en blanco y negro, con numerosos errores ortográficos ya podemos apreciar el tono pesimista de la película que nos disponemos a presenciar.
 
Detalle de los títulos de crédito (Wise Blood, 1979).
 
Basada en la novela homónima de Flannery O’Connor (https://es.wikipedia.org/wiki/Flannery_O%27Connor) que se ambienta en el sur de Estados Unidos, esta película nos muestra un retrato de perdedores. De hecho, ninguno de los personajes es capaz de escapar de una sociedad enfermiza y en decadencia que trata de aferrarse a una serie de valores que semejan impuestos de antemano más que verdaderamente creídos por los propios personajes. Aquellos que logran sobrevivir ante esta situación son los farsantes y timadores, mientras que los personajes “honestos” consigo mismos son atrapados en una espiral de autodestrucción. El guión es desesperanzador y acentúa la soledad y la alineación en la que viven los personajes. Asimismo muestra las contradicciones de una sociedad en decadencia, en búsqueda de valores y, sobre todo, de fe y refleja la cara oculta del sueño americano.
La película es muy pesimista, pero constituye una apuesta valiente por parte de un director septuagenario (Huston contaba 73 años cuando la dirigió) y que no tenía nada que demostrar al mundo del cine, salvo que todavía podía abordar temas polémicos y desbancarse de una industria que apostaba por la comodidad en sus producciones.
 
Brad Dourif como Hazel Motes (Wise Blood, 1979).
 
A nivel técnico, destaca que se ha rodado en exteriores prácticamente en su totalidad y con una patente escasez de medios. Ello acentúa su aspecto descuidado, a pesar de contener escenas logradas como la secuencia inicial en la que Hazel Motes (interpretado por Brad Dourif) regresa a su pueblo de origen tras su servicio militar en Vietnam para comprobar que ya no existe ningún resto de su pasado familiar y que la mayor parte de los jóvenes del pueblo se han ido a la ciudad escapando de un futuro incierto... para encontrar otro no menos negro. Las imágenes muestran la soledad y la desolación del personaje, así como el guión acentúa su desconcierto y sus propias contradicciones.
 
Secuencia inicial de la película (Wise Blood, 1979).
 
En este sentido, cabe destacar que la fotografía muestra las carencias presupuestarias del film ya que nos encontramos con secuencias en las que la imagen y la iluminación están muy logradas (sin ir más lejos la secuencia inicial del film) junto con otras en las que la iluminación es plana y la profundidad de color es escasa como, por ejemplo, cuando el personaje de Daniel Shor roba la momia en miniatura del museo. Estos contrapuntos cómicos del guión (como el robo que acabo de mencionar) parecen demasiado absurdos en su tratamiento visual y no se integran bien en el tono triste y trágico del film. Si bien, Huston muestra su conocimiento del cine incluso en estos momentos tratándolos como las comedias clásicas de Chaplin, Keaton y Lloyd en los años 20.
Esto nos lleva a hablar del reparto, un tanto desigual ya que Brad Dourif como protagonista muestra una gran fuerza expresiva en su mirada pero sobreactúa en muchos momentos (quizá esto sea intencionado). Ned Beatty, a pesar de ser el segundo en aparecer en la lista de actores durante los títulos de crédito, aparece en un breve papel y es un actor que da la impresión de interpretar siempre al mismo tipo de personaje. Daniel Shor, a pesar de su empeño, se encarga del personaje más anacrónico del film lo que no le favorece. Amy Wright está excelente en su papel de joven hija de un falso predicador y logra expresar perfectamente el patetismo de su personaje. Harry Dean Stanton caracteriza a un farsante de una manera excelente, adueñándose de las escenas en las que aparece. Especial mención merece Mary Nell Santacroce interpretando a la casera, a pesar de lo breve de sus intervenciones es capaz de mostrar numerosas emociones, destacando la soledad y desesperanza en la que vive su personaje.
 
Amy Wright y Harry Dean Stanton como dos farsantes (Wise Blood, 1979).

Ned Beatty trata de aprovecharse del tirón de Brad Dourif (Wise Blood, 1979).
 
Otros aspectos a destacar incluyen la música sureña que acentúa las situaciones que se muestran en pantalla y el montaje que es capaz de capturar escenas de diferentes tonos tanto visuales como narrativos y conjuntarlas de manera efectiva. También podemos hablar de simbolismos, de hecho, algunos estudiosos de la obra de Huston, como Marcial Cantero en su libro dedicado al cineasta norteamericano (Cátedra, 2003) menciona que el destartalado coche del protagonista constituye una metáfora del que ve más allá de la apariencia de las cosas. Finalmente, la planificación de las secuencias demuestra la experiencia y el buen hacer de Huston, por ejemplo el travelling final que posee una fuerza expresiva enorme y nos deja muy mal sabor de boca.
 
El desequilibrio psicológico de Hazel Motes (Brad Dourif) le conduce a la autolesión (Wise Blood, 1979).
 
En resumen, Sangre Sabia es una película “extravagante, exagerada y bizarra” en palabras de mi hermano tras haberla visto, yo añadiría que es una apuesta valiente por parte un director septuagenario que prueba que aún tenía cosas que ofrecer a un público que, por desgracia, se estaba acomodando cada vez más. Tiene bastantes puntos débiles pero también posee secuencias de gran fuerza expresiva y un mensaje nada complaciente que invita a la reflexión. En IMDB (http://www.imdb.com/title/tt0080140/?ref_=nv_sr_1) la valoran con un 7.2/10 tras la votación de 3870 usuarios de esta base de datos. Es cierto que no es, ni mucho menos, el mejor largometraje de John Huston, pero me gustaría que le dierais una oportunidad (la podéis encontrar en YouTube).
 
Película completa (Wise Blood, 1979).
 
 
Calificación global: 77/100